Hoy hay luna llena, o al menos eso creo, porque yo a partir de ciertas horas, sin cristales, veo fatal de lejos.
El caso es que a mi me parece que está llena. Llena como mis botas de ganas de verte, llena como mi cabeza de palabras, como mis mangas roídas, como el dobladillo de mis pantalones que de tanto andar se han roto, como mis guantes donde mis manos sudan menos, como mi ombligo, que nunca ha llevado piercings, para que le quepan todavía más ganas de verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario