Los ascensores de oficinas, los trayectos en metro, la radio, las noches interminables, las películas, la espera al teléfono, los viajes en coche, el miedo, la recepción de los hoteles, los recuerdos, los conciertos, la cabecera de “Se ha Escrito un Crimen”, la espera para el despegue, el verano… ¿Os lo imagináis sin música?
Yo no.

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