Ni abrazar, ni quitarme la camiseta, ni sonreir a los ojos, ni despeinarme, ni bucear en un edredón de Ikea, ni recorrer una espalda ajena, ni decir "buenas noches" y mucho menos "buenos días" o desayunar viendo la tele. Ni siquiera mantener un equilibrio adecuado mientras me marcho o pronunciar una despedida perfecta...
Hay demasiadas cosas que todavía no se hacer sin que se me arremolinen los sentimientos, y lo que es peor, no estoy segura de querer aprender.



...y aunque todos se reían, ella siguió saltando.

No hay comentarios: