Saber Invertir


Ahora que la Torre Picasso ha pasado a manos de Amancio Ortega, me pregunto cuántos de esos 47 pisos habremos financiado yo y mis impulsos.
No puedo evitar imaginarme al dueño del grupo Inditex envuelto en una nube de humo tóxico contando y amontonando, una a una, todas las monedas que saltaron en estampida desde mi monedero las tardes que, harta de trabajar, pensé que un vestido nuevo podría solucionarlo todo, o las veces que su horario me salvó la víspera de innumerables cumpleaños, viajes y bodas.
Supongo, también, que si no fuese tan asquerosamente presumida, sumando todo lo allí invertido, ahora tendría tiempo como para estudiar otra carrera, dinero para un coche, y la conciencia tranquila como para salir a la calle con cualquier cosa.
Me encantaría entrar por sus puertas grandes y luminosas y acordarme de todas las acusaciones de plagio que caen sobre la marca, tener presente su evasión fiscal, los rumores de explotación laboral...pero no puedo. Me acerco a cualquier estantería, (a veces valen incluso las de niños) y la vista se me nubla, siento un enorme vacío en mi armario, empiezo a combinar colores mentalmente hasta buscar mi talla "por curiosidad" y sin darme cuenta, me veo en la fila de la caja preguntándome cómo he vivido hasta entonces sin esa prenda.
Pero, para desesperación de cualquier consejero financiero, yo no me arrepiento de nada, así que desde aquí, le deseo a Amancio que disfrute de su torre tanto como yo lo he hecho cada día que he ido a sus rebajas o cada vez que he estrenado uno de sus bolsos.
Siempre agradecida:
Valeria Morrison

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