la chincheta enmascarada


Todo el mundo sabe cómo son los clips ¿No?
Pues eso eran ellos, como dos clips que aún abollados, pisoteados, dados de sí u oxidados, se enganchan entre ellos formando una cadena difícil de separar. Así fueron, un puzzle, dos piezas que encajaban con sólo juntar sus brazos.
Más tarde se convirtieron en grapas, que al cerrarse aprietan, que por lo general arañan, pinchan, hieren…pero que aún así se enganchan y encajan a la perfección en su cajita mientras esperan a ser separadas.
Encajaron hasta que su fase de grapas terminó, y como “todo lo que termina, termina mal” se convirtieron en chinchetas. Que pinchan, que con toda seguridad se clavan en los pies a media noche si se queda alguna suelta por el suelo de la habitación, que dan vueltas y bailan sobre sí mismas, y que por supuesto, jamás encajan unas con otras.
Ayer se encontraron por casualidad.
El tiempo había pasado, y ella ya había olvidado qué disfraz llevaba puesto. Tuvo un momento de incertidumbre, pero ya tampoco importaba, total…bien pensado, las chinchetas siempre necesitan de una semejante para llevar a cabo su cometido, ya sea sujetar un póster de Lennon, las fotos del último interrail, el cartel de nuestra película preferida que todos colgamos detrás de la puerta de la habitación, una hoja con algún fracasado intento de dárnoslas de poeta, las entradas de aquellos conciertos irrepetibles, un dibujo o una carta.Sea lo que sea, son siempre imprescindibles dos chinchetas para mantener el equilibrio, dos chinchetas que demasiado cerca tampoco sirven de nada, dos que se observan de reojo desde sus esquinas.
Le miró como quien mira un recuerdo de la infancia y sus ojos, y su olor, y su risa (eso es lo que verdaderamente curaban, las sonrisas) y el humo de sus cigarrillos y sus manos…tenían todavía forma de clip.
-Te he echado de menos- dijo él
Y ahora ella solo trata de obligarse a olvidar, o mejor dicho, de obligarse a recordar que él es en realidad una chincheta enmascarada, porque tiempo atrás le había visto sin maquillaje, sin flash, sin purpurina, y porque por todos es sabido que detrás de todo clip bondadoso, se esconde una chincheta afilada que lo único que busca es a alguien de su especie para sujetar el mundo, la vida, las tardes de domingo, los parques, los días de cumpleaños, las canciones que no suenan en la radio…alguien con quien sujetar un collage que pesa.
Pesa cada año un poco más, y por eso quizá ella, también le había echado de menos.

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