A ratos me da mucha envidia Antoine,que coge su maleta y desaparece. Que tiene el valor de irse a vivir 12 horas por delante nuestra, y no le da miedo ni lo desconocido ni la morriña.
Yo quiero ser Antu, que se va de Madrid después de haber bebido y besado a diario en esta ciudad.
Pero yo, sobre todo, quiero que mis últimos cuatro años también quepan en una monovolumen
y saber conducir hasta el otro lado del mundo mientras doy varios saltos mortales.
Antoñito no lo sabe, pero es un valiente y yo le admiro, porque él sí que aprendió a jugar al Risk,
y tomó apuntes en clase cuando nos enseñaron que los sueños ni se programan ni se estudian,
los sueños se persiguen. Estén donde estén.
Yo quiero ser Antu, que se va de Madrid después de haber bebido y besado a diario en esta ciudad.
Pero yo, sobre todo, quiero que mis últimos cuatro años también quepan en una monovolumen
y saber conducir hasta el otro lado del mundo mientras doy varios saltos mortales.
Antoñito no lo sabe, pero es un valiente y yo le admiro, porque él sí que aprendió a jugar al Risk,
y tomó apuntes en clase cuando nos enseñaron que los sueños ni se programan ni se estudian,
los sueños se persiguen. Estén donde estén.
Ojalá que el tiempo no te cambie.
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