Se sentarán y se mirarán mientras los demás charlan. Será así porque por todos es sabido que ella habla, se ríe y tiene varios pares de zapatos de tacón básicamente por no ser un bicho raro, pero que en realidad sólo sabe observar y expresarse de esa manera.
-“Hay que ver las miradas que lanza su niña” le habían repetido a su madre los profesores, curso tras curso, año tras año, desde 1º de EGB.
Así que esa noche, ella preferirá cruzar balas e intervenir esporádicamente en la conversación, para no hacer del silencio algo incómodo. Se repasarán con disimulo, más de una vez coincidirán cargados de munición de la que se tira a dar, y sonreirán como si fuesen dos cómplices a punto de atracar un banco.
Sonará un tema de los 70 que ambos murmurarán y bailarán juntos, con las manos sudando, cada uno desde su sitio.
Cuando el bar cierre, él tendrá varias palabras trepándole por la garganta que no encontrará ocasión de decir, y ella se morderá los labios delatándose. Al final, despedidas formales y un último vistazo lleno de besos suspensivos.
Buenas noches.